TÍTULO: CARAMELO.
De pequeña pasaba por aquella calle cada tarde cuando iba a casa desde la escuela, y siempre, lloviera o hiciera calor, estaba Margarita sentada en su silla de enea, ofreciendo un caramelo a cada persona que veía pasar. Yo todos los días aceptaba el caramelo. Le daba un beso, y ella a mi un abrazo. Su olor a coco me hacía sentir bien. Falleció hace mucho tiempo, pero cada vez que tengo un caramelo en la mano recuerdo el olor de Margarita y me pregunto; ¿la hacía feliz con ese beso?
De pequeña pasaba por aquella calle cada tarde cuando iba a casa desde la escuela, y siempre, lloviera o hiciera calor, estaba Margarita sentada en su silla de enea, ofreciendo un caramelo a cada persona que veía pasar. Yo todos los días aceptaba el caramelo. Le daba un beso, y ella a mi un abrazo. Su olor a coco me hacía sentir bien. Falleció hace mucho tiempo, pero cada vez que tengo un caramelo en la mano recuerdo el olor de Margarita y me pregunto; ¿la hacía feliz con ese beso?
TÍTULO: VICTORIA
-¡Victoria!¡Victoria!¡Victoria!
Los caballeros, orgullosos, gritaban las tan ansiadas palabras que alegraban sus sufridos corazones, aliviaban el dolor de las heridas y hacía desparecer casi por completo el esfuerzo realizado. Su tierra. Donde nacieron, se criaron, aprendieron a luchar, conocieron la miel del amor y la hiel de la muerte, sus antepasados reposaban... Seguía siendo suya.Podían mostrarse ante la Reina con la cabeza en alto: el Príncipe sería Rey tal y como prometieron en el lecho de muerte a su amado Monarca.
-¡Florens es nuestra!
TÍTULO: CORRE.
El coche se encontraba al borde del precipicio. Ella esposada. Los policías muertos y unos fuertes aullido llegaban a sus oídos. Debía ser sumamente rápida no solo a la hora de salir del vehículo, también a la hora de escapar de los ojos rojos que brillaban en la noche. La lenta agonía de perder la vida en las fauces de un lobo y/o dentro de aquel vehículo le atraía más bien poco. Al fin y al cabo, la frontera estaba, según leyó hacía unos minutos en un cartel, a solo quince kilómetros. Pero ¿de verdad era tan rápida?
TÍTULO: LLAMANDO A LOS MARCIANOS
-¡Aquí! ¡Estoy aquí! ¡Aquí!
Eduardo contemplaba atónito a su esposa, con la cual llevaba casado más de 40 años. Agitaba los brazos, saltaba descalza en el césped del vecino y estaba vestida únicamente con una sábana anudada al cuello.
-¿Qué haces Catalina?
-Llamo a los ovnis para que vengan por mí y luego yo misma vendré por ti. En la TV dicen que están aquí. Ya verás, de esta pandemia nos salvamos.
-Pero... ¿por qué en el jardín del vecino?
-Porque ellos son ricos y si los ovnis ven que somos pobres, no me llevarán.
Hoy te escribo a ti, mi hijo querido. Para una madre lo más grande es la sonrisa de ese pequeño que durante nueve meses ha estado en el vientre.
Tu llegada fue rápida, querías salir y ver el mundo. Yo, quería que salieras y poder abrazarte, decirte a boca llena que tu padre te quiere y que yo te protegeré por los dos. No temas nunca mi pequeño por no tenerle a tu lado, que yo haré por los dos y me encargaré de que nada te falte.
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