Los señores vivían arriba y los criados abajo. Eran viviendas que mezclaban diferentes estilos tomando lo mejor de cada uno de ellos. Las escaleras eran irregulares y normalmente los pobres apenas sí podían decir que tenían casa, pues que era normal que faltaran los marcos de las puertas o incluso los cristales. De hecho, a veces toda una familia vivía entre dos habitaciones cuyo uso distaba mucho de ser un único.
En la casa de las personas con más dinero, cada criado vestían según su función en la casa y dependía de la economía familiar el número de criados y la paga que estos tenían no siempre correspondía a todas sus funciones laborales.
El padre era quien mandaba y mantenía a la familia. La madre permanecía en casa y los hijos debían sobre todo, ser obedientes.
La vida de los niños se desarrollaba en las habitaciones de juego, donde las niñeras se ocupaban de sus lecciones, juegos y comida, así como se les vestía, si era niña, con un traje lo más parecido al de su madre, y si era niño, con uno lo más parecido a su padre a partir de los cinco años, antes era normal ponerles un vestido.
