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sábado, 25 de abril de 2020

Relato: un árbol por Navidad

El otro día, las musas me visitaron un tanto tardías o tempranas, eso lo dejo a elección de los lectores. Lo cierto es, que quité el árbol hace menos de una semana, pues sabía que iba a pintar mi casa, de modo que dejé el árbol puesto.
Y salió este relato de esa visita de las musas.



Cada año por Navidad, tenía lugar la misma estampa en la tienda de la señora Gray; una niña pequeña entraba, miraba los árboles y salía.

Un día tras otro, un año tras otro.

La señora Gray no le decía nada. cierto que no le compraba, pero tampoco hacía el menor daño ni molestaba a nadie.

Además, aquella no era ni mucho menos la mejor Navidad. La pobreza de los barrios bajos ya había llegado a los más altos estantes.

La chiquilla iba siempre vestida con un pantalón demasiado ancho y un jersey muy grande para su diminuto cuerpo. su cabello suelo estaba casi siempre sin peinar.

Un día, la chiquilla entró mientras fuera caía una copiosa nevada, la primera de aquel mes de diciembre. Pero ella continuaba con su pantalón y su jersey sin bufanda, guantes o botas. llevaba unas zapatillas deportivas que había conocido tiempos mejores.

Al verla de aquel modo, la señora Gray se arriesgó a preguntar:

-¿Te gustan los árboles de Navidad?

-Sí, pero papá dice que no tenemos dinero y que tendremos el árbol cuando mamá vuelva.

-¿Y dónde está tu mamá?

-No lo sé, creo que muy lejos. murió cuando yo tenía cuatro años y se llevó nuestro árbol. tengo seis y ni ha vuelto ni tenemos árbol, por eso vengo a mirar.

-¿Y cómo te llamas?

-Gretta.

-Pues Gretta, yo tengo un árbol muy especial, si tú lo quieres, yo te lo puedo dar. dime donde vives y te lo llevo incluso decorado. ¿Te parece bien?

La chiquilla le dio su dirección segura de que su mamá no se iba a molestar y marchó a su casa.

La señora Gray, encantada de realizar su buena acción navideña, llevó el abeto aquella misma noche antes el asombro del padre de la pequeña y la alegría de esta, quien abrazó a la bondadosa mujer.

La señora Gray le dijo entonces.

-No se lo digas a tu papá, pero este árbol es mágico. pídele lo que tu quieras y él te lo concederá. pero hazlo de corazón y en silencio.

Gretta aceptó y antes de irse a dormir realizó su petición:

-Árbol, arbolito mágico, que mamá regrese y yo no tenga más hambre ni frío.

Al día siguiente, el día de Navidad, la niña fue hallada muerta junto al árbol en cuya copa relucía más que nunca la Estrella de Oriente.

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